a la muerte le encanta danzar
Resulta extraño, observar una clase de tango dirgida a niños. Es como si una pareja de magos les enseñara a hacer el amor.
También me resulta extraño, volver a teclear sobre un tema de arte; mientras todavía estoy conmovido por la muerte del ex dictador; aguijoneado por su impunidad; por los festejos en la Alameda; por las condolencias y las expresiones de odio en el Barrio Alto.
En cambio, me resulta grato recorrer el vecindario virtual y ver una estrecha comunidad de emociones, que habla de gente comprometida con los derechos humanos y solidaria con las víctimas del genocida que será cremado mañana.
En medio de tantas sensaciones, tal vez sea apropiado invocar hoy a Osvaldo Pugliese.
Lo conocí de nombre en las canciones de León Gieco. Me enamoré de su música hace pocas semanas en la casa de Beatriz State, la mañana en que encontré "Pugliese en el Colón" , entre su infinita colección de discos.
En realidad fue una madrugada maravillosa, porque en los estantes de mi bella amiga apareció ante mi "El trabajo del actor sobre si mismo" - la obra cúspide de Stanislavsky - en el volumen que Miguel Enríquez regaló a nuestra querida arquitecta y actriz.
Por ello, una de mis tareas en Buenos Aires consistió en aproximarme a la música y biografía de Pugliese.
El caso es que nuestro Maestro de Villa Crespo no era un músico caulquiera. Era un artista comprometido con las luchas de su pueblo.- Un hombre que pasó grandes temporadas en la cárcel por tener el corazón comunista y el alma libre.
De niño, como músico prodigio, la gente le gritaba "Al Colón", con la fuerza y la fascinación de quienes saben que están ante un milagro de las artes.
Cuando ya pasaba de los 80, al retornar la Democracia en Argentina, la ciudadanía se organizó para llevar a don Osvaldo al más importante templo musical del continente. Allí tocó con genio y emoción. Allí se hizo eterno.
Hoy todos respetan su talento y su coherencia y creo que nadie descorchó champaña por su muerte.
Hoy, todos los pianos de Buenos Aires llevan una rosa espiritual en recuerdo del Maestro.
En esa misma ciudad de tango y espíritu, encontramos a Andrea.
Ella, alta, dueña de un exquisito acento porteño y de una amabilidad a toda prueba, fue nuestra guía entre las multitudes de San Telmo y las extenciones renovadas de Puerto Madero.
Montada en un auto blanco descapotable, llegó una mañana de domingo a la Avenida de Mayo, dueña absulta de la calle, casi desnuda, brillando de alegría y hospitalidad.
Nos habló de la libertad que ha construido al interior de un matrimonio de almas desconectadas, nos enseñó el sentido de las palabras porteñas, nos conversó del calendario maya, nos conmovió con su dulzura, con su franqueza, con la búsqueda de su compañera chilena de colegio.
Querida Andrea, te dejo un abrazo, en medio de días complejos para nuestra Patria Grande.
Se que pronto estaremos compartiendo nuevamente con Paola y mucha más gente que tiene el corazón tan transparente como el tuyo.
Se que tu espíritu y el de don Osvaldo, estarán contentos de abrazarse en este humilde sitio, como dos expresiones de la bravura porteña, fumando y danzando junto a las sombras de la muerte.
En youtube, estos videos reconocen tener música compuesta por Pugliese.
Para cmprar "Pugliese en el Colón", es posible hacerlo aquí.
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