Beethoven y Marx, jugando ajedrez con dos Napoleones.
Napoleón I, retratado por Jacques Louis David
Napoleón III retratado por Franz Xaver Winterhalter.
Ambos hombres fueron excepcionalmente desordenados.- La sala de composición de Beethoven y el Gabinete de Marx, sorprendieron a los visitantes por su caos.
Otro aspecto en que ambos coincidieron, es su aprecio por el ajedrez, Beethoven llegó a componer música – ciertamente engañado- para un robot fraudulento que bajo la forma de un Turco se presentaba como atracción en las Cortes Europeas. Esta pasión por el juego dialéctico atrajo, entre muchos otros, a Trotsky y Lenin.-
“The Moor” – “El Moro”, nombre familiar de Marx - y “Beethoven”, nacieron en las riberas del Rhin, separados por un lapso de 48 años. (1770 – 1818).
Aquella zona es fronteriza con Francia y constituye una importantísima ruta comercial que une Asia, Europa Oriental, Alemania, los Países Bajos y Gran Bretaña, gracias a las redes fluviales.
Hay muchos registros históricos sobre Beethoven, gracias a sus cuadernos de conversación, su correspondencia y a la fama que alcanzó durante su vida. Algo parecido ocurre con Marx, gracias a su correspondencia y a los testimonios de quines le conocieron. Incluso, se conservan los informes elaborados por los espías enviados por el gobierno Prusiano.
La Reforma, el Despotismo Ilustrado y la Revolución Industrial, permitieron un fantástico florecimiento cultural en los países de habla germánica, caracterizado por la libertad de investigación en sus universidades y la aparición de un importante contingente de escritores, filósofos y artistas. Pensemos en Haydin, Mozart, Hölderlin, Humboldt, Kant, Goethe, Schiller, Hegel, Fuerbach, Heine.
Beethoven, hijo de un músico borrachín y de una dulce camarera, recibió estudios artesanales de música con algunos de los principales artistas de su tiempo, incluso Haydin. Hablaba alemán y francés.- Beethoven era un gran matemático. Prácticamente sordo, escribió la novena sinfonía, gracias a su profundo conocimiento de los números. Se estima que siendo muy joven conoció a Mozart.
Marx que estudió derecho, historia y filosofía, se doctoró en esta última disciplina en la Universidad de Jena, en Berlín, a los 23 años. Su tesis trató de una comparación entre el materialismo de Epicureo y el de Demócrito. Hablaba fluidamente Alemán, Francés e Inglés. Ya viejo, aprendió ruso. Se aplicó a distintas disciplinas, tales como Filosofía, Sociología, Historiografía, el Periodismo y el Análisis Político. Tenía una gran afición por el álgebra. (usaba esta disciplina como distracción). Le encantaba la poesía, amaba la literatura y solía leer sobre ciencias naturales y fisiología. Era un hombre sabio, al estilo del Renacimiento. Ante sus hijas se definía como “Devorador de Libros”.
Beethoven, antes de los 20 años, recibió el impacto de la Gran Revolución de 1789. Su región, ya muy permeada por la cultura francesa, fue la más influenciada. Pasó sin problemas de los cantos patrióticos alemanes al elogio de la Revolución. Algo similar ocurrió con el padre de Marx.
Sin embargo, el genio musical se decepcionó por la ambición de Napoleón. Una anécdota, relatada por Fernando Ries, discípulo de Beethoven, dice así: “La sinfonía estaba sobre la mesa. La primera página contenía dos nombres: arriba, ‘Bonaparte’; debajo, ‘Beethoven’. Fui el primero que anunció al maestro la nueva de que Bonaparte se había proclamado emperador (18 de mayo de 1804). Enfurecido, Beethoven, exclamó: “¡No es más que un hombre vulgar! ¡Sólo satisfará su ambición y como tantos otros hollará los derechos del hombre para ser un tirano!”
Beethoven aplicaba su música a un fin social y político, como buen Shakesperiano, sostenía que el “hechizo aéreo” puede transformar el espíritu de las personas. Por eso “entierra a Napoleón”, denunciado su traición a los ideales de democracia y fraternidad.
Sin embargo, no todos los músicos comparten esta visión espiritual y holística de la música, que ve en “Eroica” un reclamo contra todos los abusadores, desde César hasta Fujimori.
En ese sentido “objetivista” es célebre el comentario de Arturo Toscanini sobre aquella sinfonía: “Algunos dicen que esto es Napoleón, otros Hitler, y otros Mussolini. Para mí es sencillamente allegro con brío”. (El destino quiso que Bruno Walter, dirigiera la Eroica en la ceremonia fúnebre de Toscanini).
La vida de Marx estuvo marcada por la figura del sobrino del Napoleón original, Luis Napoleón (Napoleón III), el tirano que se adueñó de los destinos de Francia tras la derrota de la revolución de 1848 y que se rindió a los alemanes en 1871, posibilitando la irrupción de la famosa comuna de Paris.
Nuestro filósofo analiza la llegada al poder del sobrinísimo en un ensayo lleno de ironías y de citas literarias denominado “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”.
Su célebre encabezamiento dice así: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y a la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario! (El 18 de Brumario es la fecha en que el primer Napoleón se tomó el poder)
Su ensayo sobre la revolución socialista intentada luego de la caída del sobrinísimo: “La Guerra Civil en Francia”, es el trabajo que aseguró el renombre universal de Marx .
Debemos tener presente que Marx participó activamente en los procesos revolucionarios de 1848, que fracasaron bajo las botas del Zar y de Napoleón III.
Pero, de eso hablaremos más adelante. Ahora es momento de escuchar la Marcha Fúnebre de Napoleón.
En la dirección de la Orquesta podemos apreciar a Otto Klemperer, que huyó del nazismo y más tarde se hizo ciudadano israelí.
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