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América fue pensada libre, justa, extensa

lunes, junio 27, 2005

Francisca Lucero

27 de Junio del 2005

Protagonizada por Héctor Noguera:
'La tempestad'' desatada por el poder de William Shakespeare
Artículo Publicado en "El Mostrador".

por Francisca Lucero

Drama, humor y magia se combinan en esta obra donde el actor comparte por primera vez el escenario con su hija Emilia, junto a un gran elenco. ''La tempestad'' provocada por los poderes de Próspero es la encargada de reunir a los protagonistas de una historia de traiciones y luchas de poder.



Envuelta en un vendaval de símbolos y metáforas, “La tempestad” es la última obra escrita por William Shakespeare, y es, además, el montaje encargado de inaugurar la nueva sala de teatro de la Universidad Mayor, ubicada en el corazón de su Facultad de Artes (Santo Domingo 711). En una versión ambientada en los años 30, dirigida por Jaime Hanson, la obra está protagonizada por Héctor Noguera.

En escena, el actor encabeza un gran elenco que reúne a diversas generaciones, que van desde actores de reconocida trayectoria como Pedro Vicuña y Aníbal Reyna, hasta jóvenes talentos como Carolina Varleta y Ricardo Fernández, acompañados de un grupo de estudiantes de teatro de la Universidad Mayor. Además, Héctor Noguera tiene la oportunidad de actuar por primera vez junto a su hija Emilia, quien aún está estudiando teatro en la Universidad Católica, y de trabajar con sus hijos Diego, a cargo de la composición musical, y Piedad, en la producción del proyecto.

El montaje cuenta además con las actuaciones de Marcial Tagle, Eugenio Morales, Mauricio Diocares, Juan Pablo Peragallo, Gonzalo Martínez, Álvaro Caballero y Mauricio Roa, quienes son los encargados de llevar a escena los distintos personajes creados por Shakespeare. Sin duda, los textos de este dramaturgo revelan su actualidad en cada representación que se hace de ellos. Y es que la genialidad con que el autor recrea el alma humana, con sus virtudes y debilidades, trasciende la época de su creación, convirtiéndose en relatos universales. Por supuesto, La Tempestad no es la excepción.

Inspirada en un hecho real, la obra escrita en 1611 combina con maestría lo épico y la comedia. La magia y los hechizos ocupan un lugar protagónico. Próspero, Duque de Milán, pierde su ducado tras confiarle su dirección a su ambicioso hermano Antonio para dedicarse al estudio de las ciencias ocultas. Este, en alianza con el Rey de Nápoles, decide abandonar a Próspero en un barco junto a su pequeña hija Miranda, quienes llegan a una isla que será su refugio. Doce años más tarde, una tempestad provocada por los mágicos poderes de Próspero es la encargada de reunir nuevamente a los protagonistas de la traición. Esta vez en su territorio, y ayudado por Ariel, un travieso espíritu con poderes mágicos, Próspero impone las reglas, con el fin de recuperar su ducado.

Magia y dominación en la isla de Próspero

Personajes mágicos y reales se reúnen en esta historia, enfrentando distintos perfiles humanos en un texto intenso y lúdico a la vez. Mientras Próspero, El Rey y su comitiva encarnan el poder y cómo este corrompe las relaciones humanas, personajes como Ariel, interpretado por Carolina Varleta, y los miembros de la tripulación del barco naufragado son los encargados de inyectar momentos de humor y alegría al montaje, que finalmente, plantea una profunda reflexión en torno al perdón.

Comúnmente los textos de Shakespeare se asocian a grandes representaciones, con ostentosas escenografías y vestuarios de época adornando la puesta en escena. En esta oportunidad, el director, Jaime Hanson, decidió dejar de lado esa grandilocuencia, privilegiando la simpleza. De esta manera, adaptándose ingeniosamente a las condiciones naturales de la sala, provista de escaleras y estructuras metálicas en altura, el montaje se desarrolla en un escenario completamente despojado de elementos accesorios, depositando en los actores y en el texto, todo el peso de la obra.

Esta escenografía despojada también permite trasladar la historia desde 1611, a la década de los 30, ambientando esta versión en pleno siglo XX. Así, la lucha de Próspero por reconquistar su ducado se desenvuelve en el oscuro submundo de los gangsters y la mafia, donde las ansias de poder, los lazos familiares y las lealtades se ponen en juego, tal como lo planteara Shakespeare en el siglo XVII. A pesar de la innovación, en 2 horas y 30 minutos esta versión de “La tempestad” logra representar el texto completo, conservando su lenguaje original.

Según los estudiosos de la obra de Shakespeare, por el contexto histórico en el que fue escrita, la trama de “La tempestad” estaría atravesada fuertemente por la colonización de América. De esta manera, muchos pasajes que involucran al personaje de Calibán, nativo de la isla que refugia a Próspero y se convierte en su sirviente, son vistos como una alusión al proceso de conquista, y la cruda dominación de los indígenas.

Además de plantear una reflexión en torno a la libertad, la imposición del poder y la dominación que las culturas ejercen unas sobre otras, Shakespeare también deja traslucir su idea de una república ideal, donde no existirían una serie de vicios que, a pesar de los años, siguen vigentes, caracterizando a la sociedad actual. De esta manera, esta versión de “La tempestad” se convierte en una invitación a redescubrir esta valiosa obra de Shakespeare y las reflexiones que planteó en su época, y que hoy, siguen aportando una mirada crítica a la humanidad.

Sala Santo Domingo, Universidad Mayor
Santo Domingo 711
Reservas 3281867
Valor: $5000 general, $2500 estudiantes y adulto mayor. Jueves populares $ 1500
Funciones: Jueves, viernes y sábado a las 20:30. Domingo 19:00.

1 Comments:

At 11:22 a.m., Anonymous Anónimo said...

Para Francisca Lucero.
Hola Francisca, realmente me he quedado muy sorprendido por tu comentario, puesto que has conseguido desentrañar exáctamente la intención que tenía al dirigir la obra "La Tempestad". Lo que comentas del uso del espacio es tal cual, ya que la idea con este montaje que inauguraba la Sala Santo Domingo, era precisamente enseñar las posibilidades espaciales de la misma. De ahí que potencié el trabajo vertical en la escenificación, en un espacio vacio, en que -como tú bien señalas- el texto y los actores son el principal soporte. Referente a época en que situé la acción, tiene directa relación con lo que señalas sobre el mundo de los ganster y las relaciones familiares, esa era exáctamente la intención.

Pues nada, simplemente gracias por tu comentario, el cual acabo de leer, imáginate casi tres años después. Saludos cordiales.

Jaime Hanson
jhanyu105@gmail.com

 

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